Me Amo Cuando...

Las consecuencias de mis pensamientos tóxicos

Por Katrina20 de mayo de 2020No Comments

Creía que tenía que hacer todo lo que fuera posible por los demás. Mis pensamientos eran: “no tengo ningún derecho”, “no debo pensar en mis necesidades”, “tengo que decir que sí a todo”. Eran pensamientos autodestructivas, pero no lo sabía. Pensaba que eso era humildad y que estaba pensando más en otros que en mí misma. Pero estos pensamientos y creencias me llevaron a tener límites que no eran sanos, y como resultado otros me manipularon y se aprovecharon de mí. Siempre me sentía culpable por no hacer aún más por los demás.

Finalmente perdí mi salud física. No pude levantarme de la cama durante meses porque no tenía fuerzas. Tuve reacciones a mucha comida y mi dieta fue muy limitada. Acabé desarrollando sensibilidad química múltiple, que causaba que los perfumes, químicos y otros olores fuertes me provocaban malestar físico. Los médicos dicen que no hay cura y que solo empeora con el tiempo. Estaba tan mal que no pude salir de mi habitación durante meses. Intenté luchar con la enfermedad, pero mi cuerpo había llegado a su límite.

Mi terapeuta me ayudó a ver las mentiras que creía sobre mí misma. Me dijo la verdad: tengo valor. Tengo derechos. Ya soy amada por quien soy. Tuve que luchar con estos pensamientos nuevos. Casi podía sentir físicamente la lucha que había en mi mente. No fue nada sencillo. 

Algunos de los pensamientos nuevos no me parecían bíblicos. Crecí en una familia cristiana, teníamos devocionales cada mañana como familia, de adolescente fui a un club en la iglesia para memorizar las Escrituras, y tuve clases de la Biblia en la universidad cristiana a la que fui. Es decir, conocía toda la Biblia, pero nunca me habían enseñados estos pensamientos; al menos no de una manera que pudiera entender. Por eso hubo una lucha en mi mente contra mis pensamientos negativos e incluso contra mi propia fe.

Si os soy sincera, casi ningún versículo me ayudó en este tiempo de lucha, porque muchos de ellos reforzaban mis pensamientos tóxicos. Aprendí que había sufrido abuso espiritual, y como no entendía la Biblia de una manera emocionalmente sana, eso me llevó al extremo de perder mi salud física. Pero un versículo que me repetía mi terapeuta fue “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. Siempre me decía, “COMO, ni menos ni más. Igual. Con balance.” Esto me llevó a pensar que quizás la manera en que me habían enseñado la Biblia y como yo la había entendido no era correcta.

Decidí aceptar estos pensamientos nuevos. Los creí (a veces luché por creerlos), y empecé hacer cambios en mi conducta. Puse límites adecuados, y con el tiempo se fueron mis problemas físicos. Ahora puedo comer cualquiera cosa, y puedo estar fuera y no me molestan los olores.  

Fue al experimentar estos cambios, y ver crecer mi vida cristiana sin destruirme, cuando realmente creí que estos pensamientos nuevos son la verdad, y que siempre han existido en la Biblia. Ahora la Biblia sí me ayuda mucho.

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Romanos 12:2